Asomarse a lo oculto abre las puertas al demonio. Cualquier forma de adivinación vincula con el maligno.
El cristiano debe confiar con fe ciega en la Providencia de Dios sin temer al futuro. Dios ama a sus hijos infinitamente, él es el dueño de todo y quiere que nos salvemos y nosotros habremos de entregarnos con la confianza con la que se entrega un niño en los brazos de su padre.