Los demonios, por su naturaleza angelical, pueden plasmar imágenes en la mente de los seres humanos, atacar en los sentimientos o exacerbar las bajas pasiones, dado que ellos conocen cuáles han sido las situaciones más vulnerables de una persona, provocando tentaciones recurrentes en esas áreas. También existen ataques de obsesión y distorsiones de la realidad por medio de la imaginación.
La buena noticia es que nuestro Señor nos da los medios para liberarnos y estar unidos a él como sarmientos a la vid, para dar fruto y fruto abundante.