Los hechizos y maleficios se realizan para dañar a las personas en sus bienes, en su salud, en su comportamiento y en otros ámbitos de su vida. Esto puede ocurrir cuando la persona a la que se pretende hacer daño, lleva una vida diferente a la que se exige según los mandamientos de Dios, y la falta de gracia no es compatible con la protección que se otorga a los que se esfuerzan en seguir a nuestro Señor.